La Ola Coreana, representada por los dramas televisivos, la música pop y las redes sociales surcoreanas, está relacionada con conductas alimentarias peligrosas en la juventud mexicana. Los jóvenes que consumen este contenido tienen un 25% más de riesgo de desarrollar trastornos alimentarios, como anorexia y bulimia, en comparación con los que no lo consumen. Esto se debe a los estándares de belleza poco realistas que se promueven, lo que lleva a seguir dietas extremas como solo comer jitomates o hielo, saltarse comidas o restringir grupos de alimentos, lo cual puede provocar deficiencias nutricionales y pérdida de peso excesiva.
Además de los efectos físicos, también hay impacto psicológico, como las críticas al cuerpo y las relaciones emocionales unilaterales con celebridades o personajes ficticios, lo que incrementa la inseguridad corporal y la frustración. Se han registrado intentos de suicidio tras la muerte de artistas, lo que resalta la magnitud del problema en la identidad juvenil. Ante esta situación, se proponen medidas preventivas como la alfabetización mediática, fomentando el pensamiento crítico en adolescentes, educando a las familias en prácticas saludables y capacitando a los docentes para crear entornos escolares seguros frente a los contenidos digitales.