El profesor David Jiménez Rodríguez de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo advierte sobre las graves consecuencias para la salud de reprimir el enojo. Cuando no expresamos esta emoción de manera adecuada, se pueden generar daños físicos y emocionales a corto y largo plazo, como aumentar los niveles de cortisol en el cuerpo. El enojo es una respuesta natural del cuerpo ante injusticias o amenazas, lo que acelera el ritmo cardíaco, la presión arterial y la tensión muscular. Mantener el enojo por mucho tiempo puede causar enfermedades como problemas cardiovasculares, hepáticos, aneurismas y diabetes tipo 2. Además, guardar enojo o rumiar situaciones molestas pasadas puede provocar trastornos del estado de ánimo, impulsividad y violencia. Se recomienda expresar el enojo de forma positiva, como haciendo deporte, técnicas de relajación, cantar o acudir a terapia psicológica. Es esencial reconocer lo que sentimos y hallar formas sanas de liberarlo sin lastimar a otros ni a nosotros mismos.
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