La gentrificación es un proceso natural en las ciudades que se da por el desarrollo urbano. No es ni bueno ni malo por sí mismo, sino que ocurre cuando áreas populares son renovadas al llegar personas con más recursos. Esto trae beneficios como renovaciones, aumento del valor de las propiedades y mejoras en la zona. Se logra una infraestructura mejor, más seguridad, menos crimen y servicios públicos de calidad. Para que sea positiva, es importante tener viviendas asequibles, respetar la cultura local, involucrar a la comunidad y beneficiar a todos de manera justa.
Sin embargo, puede subir el costo de vida y de alquiler, haciendo que familias tengan que mudarse a áreas menos seguras. Es esencial cuidar y mantener limpias las áreas urbanas, promover la participación de la comunidad, crear patrullas vecinales y conocer los apoyos del gobierno.
La especialista invita a entender este fenómeno, no culpar a nadie y evitar la violencia en protestas. La gentrificación no depende solo de personas de fuera, sino de los dueños locales que aumentan los precios al subir la demanda. Es clave no generar odio, no usar la violencia y no perjudicar a otros.